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¿Cuáles son los hábitos de las personas más felices?

Todas queremos ser más felices.


Pero me atrevería a decir que la mayoría de las personas no pueden o no quieren hacer el esfuerzo sostenido necesario para aumentar su felicidad.

Al final, no hay felicidad sin acción, y las actividades de tu vida cotidiana determinan en gran parte cómo te sentís.


Esto no es un decir mío.


Lo dice así la ciencia: el 50% de tu felicidad está determinada genéticamente, el 40% se relaciona con las actividades deliberadas de cada día, y sólo un 10% responde a las circunstancias de tu vida.


El problema es que la sociedad y la cultura te empujan a creer que la respuesta está en cambiar tus circunstancias: vivir en una ciudad más tranquila, tener un trabajo diferente, dejar ese m*dito novio o incluso bajar de peso.


But NOT, my dear.


La psicología popular está muchas veces fuera de foco.


Y las investigaciones demuestran que la construcción de la felicidad depende de una misma.


Pero no te sobreexijas.

Recorda empezar por UN SÓLO HÁBITO.


Lo bueno es que el esfuerzo es máximo al principio, cuando las nuevas conductas todavía no te resultan “naturales”, pero con el tiempo, el esfuerzo necesario disminuye, ya que las estrategias se vuelven habituales y se refuerzan a sí mismas.


Los 12 hábitos de las personas más felices.

Practica la gratitud.

1) Practicar la gratitud: Expresar gratitud es una especie de metaestrategia para alcanzar la felicidad. Es asombro, es mirar el lado bueno de un contratiempo, comprender la abundancia, disfrutar de la vida, centrarse en el presente y no dar nada por sentado: un antídoto contra tus emociones negativas. La práctica de la gratitud supone apreciar tu vida como es hoy y lo que la ha hecho así.


2) Cultivar el optimismo: Mirar el lado bueno de las cosas, ver que no hay mal que por bien no venga, fijarte en lo bueno más que en lo malo, concederte el beneficio de la duda, sentirte bien con respecto a tu futuro y el futuro del mundo, o simplemente confiar en que podes lograr algo, son todas estrategias optimistas.



Esta estrategia tiene mucho en común con la anterior, porque ambas incorporan el hábito de esforzarte por encontrar el lado positivo de tu situación, aunque aumentar el optimismo no se refiere sólo a alabar el presente y el pasado, sino también a anticipar un futuro luminoso.


3) Evitar pensar demasiado y compararte con los otros: Pensar demasiado mantiene o empeora la tristeza, promueve tus sentimientos negativos y disminuye tu motivación, tu concentración y tu iniciativa. Reflexionar mucho cuando estás triste puede hacerte sentir abrumada, impotente y con negatividad. Las comparaciones sociales, por otra parte, son parte de la vida, y algunas pueden ser útiles, si por ejemplo, te estimulan a luchar por algún objetivo o mejorar algún punto débil, pero la mayor parte del tiempo, observar lo que otros hacen o tienen puede ser pernicioso. Compararte “hacia arriba” (por ejemplo: “ella es más linda”) puede provocarte sentimientos de inferioridad, disgusto o pérdida de autoestima, mientras que compararte “hacia abajo” (por ejemplo: “ella es menos inteligente”) puede provocar sentimientos de culpa o la necesidad de hacer frente a la envidia y resentimiento de los demás.


Sé amable.

4) Practicar la amabilidad: Desde muy niña te inculcan la idea de que la amabilidad y la compasión son virtudes importantes, porque por definición, es algo bueno, correcto y ético. Pero practicar amabilidad no sólo es bueno para la que la reciba, sino también para quien la practica. Aunque parezca irónico, ser amable incluso cuando se trata de algo desagradable o cuando una no espera ni recibe nada a cambio, puede ser también un gran beneficio para quien la hace, porque ser generosa y estar dispuesta a compartir hace feliz a la gente.


Cuida tus relaciones.

5) Cuidar las relaciones sociales:El deseo de formar y mantener vínculos sociales tiene una base evolutiva. El ser humano no habría sido capaz de sobrevivir ni de reproducirse sin esta motivación. Y una de las funciones más importantes de los vínculos es proporcionar apoyo en momentos de estrés, aflicción y trauma. El apoyo social puede ser tangible (por ejemplo, que te lleven al hospital), emocional (por ejemplo, que te escuchen, te ayuden a tranquilizarte y te ayuden a generar soluciones o puntos de vista alternativos acerca de tus problemas) e informativo (por ejemplo, que te den asesoramiento financiero).


6) Desarrollar estrategias de afrontamiento: Afrontar es lo que hacemos para aliviar el dolor, el estrés o el sufrimiento provocados por un acontecimiento o una situación negativa. Lo habitual desde hace tiempo en psicología es clasificar las formas de afrontar en dos tipos: centrarse en el problema y centrarse en la emoción. Es evidente que las dos formas de afrontar son valiosas, según la situación y la persona.

Aprende a perdonar.

7) Aprender a perdonar: Cuando alguien es injusto con vos, te hace daño o te ataca, se produce un tipo especial de dolor. El daño o la agresión puede ser físico, sexual o emocional; puede consistir en un insulto, una ofensa, una traición o un abandono.


La primera inclinación natural es corresponder haciendo un daño similar. Otra reacción típica es el deseo de evitar a esa persona. Ambas respuestas generan consecuencias negativas; tratar de distanciarte del transgresor, y sobre todo, tratar de vengarte, a la larga te hacen sentir mal, e incluso perjudican o destruyen relaciones. Es posible que el perdón sea el único factor que pueda romper el círculo de conducta evasiva y venganza en el que quizás te encuentres cada tanto.


8) Hacer actividades que realmente te atraigan: Cuando experimentas esa sensación de perder la noción del tiempo, ensimismamiento y concentración intensa en el momento presente, estás totalmente inmersa en lo que estas haciendo. Esa sensación de “fluir”, te ayuda a sentirte fuerte, alerta, eficaz, y al mismo tiempo, para nada consciente de vos misma: estás 100% ahí con la actividad o lo que estés haciendo. La clave para que puedas crear esta sensación de “flujo” en tu vida es establecer un equilibrio entre habilidades y desafíos.


Disfruta tu vida.

9) Saborear las alegrías de la vida: Rara vez te detenes a disfrutar de tu presente, porque hay cierta sensación de que lo más importante va a pasar luego. Pero saber disfrutar de las experiencias positivas de la vida es uno de los principales ingredientes de la felicidad. La mayoría entiende lo que es realmente disfrutar después de superar unos síntomas incómodos o dolorosos, o después de darte un encontronazo con la propia mortalidad de una. Podes pensar la capacidad de disfrutar como algo que tiene un componente atemporal. Disfrutas de tu pasado rememorandolo, de tu presente viviendo en el aquí y ahora, y del futuro, esperándolo con ganas y fantaseando sobre lo que pueda suceder.


10) Comprometerte con tus objetivos: El esforzarte por conseguir algo que para vos sea importante, ya sea aprender un oficio, cambiar de carrera o criar hijos con ciertos principios, te ayuda a ser mucho más feliz que quienes no tienen sueños o aspiraciones firmes. Si encontras una persona feliz, habrá un proyecto a su lado. Trabajar en pos de un objetivo importante en la vida es una de las principales estrategias para alcanzar una mayor felicidad duradera.


Conecta con algo más grande que vos misma.

11) Practicar la espiritualidad: Sin dudas lo religioso y lo espiritual coinciden un poco, pero no del todo. Se define la espiritualidad como “la búsqueda de lo sagrado”, es decir, la búsqueda del sentido de la vida a través de algo que es más grande que el yo individual; podríamos llamarlo autotrascendencia. La religión también supone una búsqueda espiritual, pero por lo general se produce dentro de un contexto formal e institucional. Pero como la mayoría de las personas espirituales se definen también a sí mismas como religiosas, los beneficios de la espiritualidad son esencialmente los mismos que los de la religión.

Las personas espirituales son bastante más felices que las que no lo son, tienen mejor salud mental y sobrellevan mejor el estrés. La espiritualidad ofrece algo a las personas que no pertenecen o no quieren pertenecer a ninguna institución religiosa formal, para ver la Divinidad de la Existencia expresada en las cosas comunes que hay en la Tierra. Puede ser a través de la meditación, la oración o dándole una dimensión espiritual a tu vida cotidiana.


Move tu cuerpo darling ;)

12) Ocuparte de tu cuerpo: La actividad física reduce la ansiedad y el estrés, te protege de la muerte en general y disminuye el riesgo de numerosas enfermedades, además de fortalecer tu cuerpo, aumentar la calidad de tu vida y te ayuda a dormir mejor. Las investigaciones demuestran que es muy posible que el ejercicio sea la actividad más eficaz para incentivar la felicidad de forma instantánea.


Las gratificaciones de bienestar que brinda el ejercicio tiene varias explicaciones. Primero, el aumento de la autoestima y la sensación de dominio del entrenamiento; ver que mejoras en algo a medida que pasa el tiempo te proporciona una sensación increíble de autoeficacia. En segundo lugar, la actividad física puede generar esa sensación de “fluir” estando 100% en el momento presente, y sirve como tiempo de descanso para la mente. Y en tercer lugar, la actividad física puede brindar oportunidades de contacto social, con lo que refuerza el apoyo social y fortalece las amistades.


Otra vez con la cursilería.

Es posible que leas esta lista de la docena de actividades para la felicidad y pienses que, al menos algunas de ellas, son falsas o francamente inalcanzables.


Hasta es posible que reacciones con cierto desagrado: “Esto no es para mí”.


También me ha pasado a mí.


No es nada fuera de lo común, y no significa que estés destinada a no ser nunca feliz; la mayoría de las personas sentimos aversión por los consejos que parecen abiertamente sentimentales o simplistas.

Quizás no te imagines a vos misma “dando las gracias por lo que tenes”, “disfrutando de las alegrías de la vida” o “aprendiendo a perdonar”.


En este punto es importante que tengas en cuenta la adecuación entre las distintas actividades y tu personalidad o tus intereses.

Pero incluso el ejercicio más cursi te puede llegar a gustar y podes terminar practicándolo con sinceridad y desde el corazón.


Y durante este mes que venimos trabajando el compromiso con los hábitos que son importantes para cada una, elegí una de las actividades de la lista y durante una semana pone el foco en ella.


Hace el experimento.


Disfrutate.


Toma nota de cómo te sentís cada mañana o cada noche durante los días que estés poniéndolo en práctica.


Luego podes jugar con vos misma haciendo este experimento con distintas actividades para encontrar dos o tres de ellas que puedas hacer parte de tu vida cotidiana.


Fijate que supongan en partes iguales una cuota de disfrute y goce, y al mismo tiempo, un desafío que conlleve cierto esfuerzo.



Cualquier duda que tengas con el ejercicio o lo que necesites estoy al otro lado.


Y por si aún no nos seguimos en Instagram, acá podemos conectarnos así no nos perdernos la pista.


Te dejo con vos misma deseandote que te disfrutes.

Un fuerte abrazo,


Katia Rosenbaum.

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