En este artículo te contamos acerca de la Luna nueva en Cáncer que se producirá este próximo 17 de Julio coincidiendo con el cambio nodal y el ritual que podemos hacer estos días.
El ciclo de la luna, como el del sol, como el de Venus nos ofrece una guía sobre la cual re-COR-dar la magia esencial de la que estamos hechas, los tiempos para sanar.
Las aguas lunares de nuestro vientre a las que nos remite Cáncer, nos conectan directamente con nuestras abuelas, con nuestras ancestras. Es desde la consciencia de esas aguas, que puedo reconocer mis propias necesidades y discernir entre lo que es un deseo propio y lo que son necesidades y anhelos heredados, transmitidos a partir de las necesidades más o menos satisfechas de nuestra madre, de nuestras abuelas.
El ciclar consciente con la luna nos da la oportunidad de explorar los territorios del inconsciente en cada vuelta de luna. Y así, mes a mes, aprovechamos la oscuridad de los días que preceden a la luna nueva para volver nuestra mirada hacia adentro, hacia abajo y hacia atrás. Un tiempo nutricio para poner tal vez límites más claros hacia afuera, con el fin de proteger lo más íntimo, lo más vulnerable… Y desde ahí, con todo el amor y la compasión hacia nosotras mismas y todas nuestras versiones, interrogamoscon luna nueva en cáncer :
¿Cuál es el tiempo que dedico a nutrir mi cuerpo, mi intelecto, mi espíritu, mis sentidos, mi alma? ¿Qué es para mí el autocuidado? ¿Qué esferas abarca? ¿Con qué tipo de comida, de información, de contenido, de relaciones…me estoy nutriendo voluntaria y/o involuntariamente?
¿Pongo límites a mi ingesta? ¿Me protejo o me sobreprotejo? ¿Consumo lo que en realidad no me apetece? ¿Me limito? ¿Reprimo de algún modo mi apetito por la comida, mi apetito sexual, mi apetito intelectual, mi apetito espiritual, relacional, mi apetito creativo, afectivo?
¿Qué relación tengo con mi propia voracidad? ¿Qué me sucede delante de lo que siento como una necesidad? ¿Me apresuro a satisfacerla? ¿La ignoro? ¿La sublimo con otra cosa? ¿Qué me provoca la voracidad ajena? ¿Me molesta, me paraliza, me enoja? ¿Qué siento ante la voracidad inherente en mí y en nuestra especie? ¿Siento envidia, siento miedo, siento vergüenza, siento frustración, tristeza, desesperanza, indiferencia?
¿Respeto mi propio proceso y mis tiempos de digestión? ¿Soy de digestión lenta? ¿Tiendo a apresurarme en los procesos? ¿Ingiero comida, información vorazmente o me tomo un tiempo de asimilación? ¿Respeto mi ciclicidad? ¿Me doy tiempo para el retiro y el descanso creativo? ¿Escucho mi cuerpo en ese proceso? Cuando lo hago, ¿qué me cuenta?
¿Soy más sensible a determinado tipo de alimentos, temas, situaciones? ¿Cuánto estoy respetando mi propia sensibilidad? ¿Hasta qué punto fueron mis sensibilidades respetadas o vulneradas?
La luna en cáncer nos remite al primer núcleo familiar que nos acogió. ¿Cómo fue aquella primera acogida? Y, ¿qué relación tiene con la manera que hoy me acojo y acojo, con la forma que hoy abrazo mi singularidad y las singularidades que me rodean? ¿A qué patrones responde mi nivel de autocuidado o descuido? ¿De quién aprendí a cuidarme o a descuidarme? ¿Qué o a quién cuido, y quién o qué aspectos de mi vida sufren de mi descuido? ¿Me dejo cuidar? ¿Por quién? Esta luna nos brinda la oportunidad de conectarnos con la memoria de nuestras aguas, con la memoria de nuestro útero que nos une a nuestras ancestras, a nuestras abuelas, que contiene su propia memoria, su herencia, su historia y todo el potencial curativo y creativo que llega hasta nosotras.
Y aquí, en este momento, consciente de nuestro legado y sintiendo toda la fuerza ariana del renacer, en esta transición de eje nodal que esta luna acompaña, nos situamos a la cabeza de todas las que nos precedieron, tomamos nuestra vida y todos los recursos acumulados en nuestras manos, y nos disponemos a vivir de forma libre y soberana en con-COR-dancia con nuestro propio latir, con nuestro propio deseo y nuestro propio pulso, la vida que nuestra alma ha venido a encarnar en este cuerpo/templo que habitamos.
Ritual y ofrenda de luna nueva.
Nos invito a dar un paso al costado y poner la atención caparazón adentro, ahí donde todo es blandito y acuoso, para escuchar lo que se mueve dentro nuestro, y dar salida a la emoción confiando en la medicina del llanto y en la expresión de nuestra rabia sagrada.
Una práctica para estos días es un tiempo semanal de reconexión íntima y creativa inspirado por este último ciclo de Venus - es la de flotar en el agua del mar, abandonando todo nuestro peso y dejándonos mecer por las olas, como un ritual de entrega a la gran Madre.
Si lo haces con tu pareja, podéis continuar el juego dejándoos sostener por la otra persona, abrazándola con piernas y brazos (como un koala), corazón con corazón, mientras vais permitiendo que el vaivén de las olas vaya ablandando todas las durezas.
Quien sostiene está con los pies en la arena, sosteniendo de la forma más fácil y fluida posible, sin esfuerzo y permitiendo el movimiento. Y quien es sostenido sencillamente va soltando el control y el peso, entregándose a la otra persona en cada expiración.
Es interesante cambiar de roles para encarnar la polaridad Cáncer/Capricornio que nos habla de ser sostenido versus ser sostén.
¿Dónde nos sentimos más cómodas, qué polaridad se nos hace más extraña y en qué otra nos sentimos en casa?
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