Libra, el séptimo signo del zodiaco es el primer signo en el que podemos ver la dinámica de
los pares de signos opuestos y complementarios, la primera vez en el mandala que puedo ver a otro que es totalmente diferente a mí.
Esta relación ya nos indica algunas de las cualidades librianas. En Libra subyace el
pensamiento de que no soy sin un otro que me complemente, que me totalice. Es por ello
una energía que va a buscar todo el tiempo ese otro porque siente que es en el vínculo
donde reside la armonía y el equilibrio.

LA BALANZA EN CONSTANTE MOVIMIENTO
El símbolo de Libra (la balanza) nos muestra por un lado el deseo de equilibrio anhelado y por otra parte la profunda enseñanza que esta cualidad deberá aprender: el equilibrio y la
totalidad no son estados estancos sino que son dinámicos "no hay forma de detener el movimiento".
En una primera instancia al no haber interiorizado esta información tenderá a poner todos sus recursos en querer congelar ese estado de plenitud y armonía sintiendo que por un instante todo encaja perfectamente y que es posible mantenerlo en el tiempo.
Al descubrir y comprobar que esa inmovilidad es totalmente imposible la persona sentirá que todo el tiempo está perdiendo algo y esa experiencia le puede acarrear cierta melancolía de ese “instante perfecto” y un estado de ansiedad constante.